Santa Lucía: crónicas de una muerte encubierta (I parte)


Arliz Plasencia Fernández

GUARDABOSQUES – En agosto pasado activistas de GUARDABOSQUES quisimos llegar a Santa Lucía, en el pinareño municipio de Minas de Matahambre (nombre bastante ilustrativo de parte de su historia), y conocer desde la voz de sus pobladores la realidad de esta localidad tan vinculada al yacimiento Castellanos.

Minas de Matahambre se ubica hacia el noroeste de la provincia Pinar del Rio, y posee costas al norte hacia el Golfo de México. Es un municipio básicamente montañoso, formado por 3 núcleos urbanos y 11 asentamiento urbanos rurales.

La Mina Matahambre es una de las explotaciones más profundas de América, alcanzando los 1553 metros. Durante más de 75 años este depósito estuvo en explotación continua para la obtención de un concentrado de cobre al 30 %. En la actualidad esta mina está inactiva.

En Cuba la minería a cielo abierto, como en cualquier otra nación del mundo, acarrea toda una serie de graves consecuencias ecológicas, generando desastres más visibles, irreversibles y a mayor escala que otro tipo de extractivismo (cada uno con sus negatividades, convengamos).

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Castellanos

Aun cuando las poblaciones son víctimas, tanto desde una óptica biológica como a nivel de relaciones y procesos sociales, la realidad social que subyace en nuestro país difiere de la que acontece en otros enclaves, donde se producen serios enfrentamientos entre las poblaciones afectadas y la mega industria.

Esta particular diferencia hace aún más peligrosa la minería y sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad a aquellos que directa o indirectamente cuentan con una mina como parte de su paisaje de vida.

Por eso quisimos llegar a la localidad más cercana de la mina Castellanos, aunque acceder no fue fácil. Debido a las condiciones deplorares de la carretera que conduce al poblado los ómnibus nacionales solo llegan hasta la comunidad de Pons, todavía a una hora de viaje de nuestro destino final.

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Carretera de Santa Lucía

Allí debimos abordar un camión devenido ómnibus, con unos 20 asientos, transporte local donde los pobladores se trasladan a sus labores y gestiones cotidianas, muchas de ellas en la capital provincial, a más de dos horas de viaje. La mayoría de los pasajeros deben ir de pie en el ómnibus, día tras día.

Así se nos rebelaba la primera contradicción entre los supuestos beneficios que la industria minera debiera generar en el enclave donde se ubica y lo que en realidad acontece.

“De Matanzas para acá yo no he visto ningún pueblo así, ninguno… porque Alquízar y Artemisa, eso está enfangado, pero las carreteras son autopistas, y aquí que nosotros estamos en un pueblo que hay una mina que está dando millones y millones de pesos, no hay ni una carretera”, nos comenta uno de los pasajeros que viaja a nuestro lado.

Avanzamos cerca de una hora por la angosta y serpenteante carretera que separa a Pons de Santa Lucía. A ambos lados del camino los pinos, cual guardianes que resisten la hostilidad de un suelo empobrecido por el extractivismo, han dado lugar a un impuesto ecosistema de silvicultura con el que se continúa sacando provecho a una tierra demasiado herida.

Recordamos entonces al Ingeniero de montes y naturalista español Luis Ceballos que, en el Plan General de Repoblación de España, realizado en 1938, planteaba: “Estoy contra el desmedido afán de industrializar los montes creando extensas masas y coetáneas de coníferas en estado regresivo. El bosque está muy lejos de ser una masa regular y compacta de árboles iguales, monótona y amorfa como puede serlo un campo de trigo; el bosque es una población vegetal pero no un ejército de árboles”.

Pero estudios actuales, como la evaluación geoambiental publicada en 2017 por el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) (1), confirman la visión adelantada del ingeniero español al poner de relieve problemáticas tales como la deforestación, la contaminación de las aguas y del aire, y con ello la destrucción del hábitat de especies propias de dichos ecosistemas.

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Poblado de Santa Lucía. Pinar del Río

El sector minero es considerado el mayor contaminante de las aguas superficiales y subterráneas. Específicamente en el caso de la Mina Castellanos, “existen pasivos minero-metalúrgicos que facilitan la contaminación de las aguas terrestresque a su vez vinculan a ecosistemas frágiles como la zona costera, empeorando la situación ambiental que presenta la región de estudio”, según el estudio.

Mirando ese paisaje fue que llegamos a Santa Lucía –un humilde poblado sin las mejoras estructurales que prometen siempre estos proyectos de desarrollo–, listos para comenzar a indagar entre su gente acerca de la actividad minera en Castellanos, sus impactos y beneficios.

(Parte 1 de 4)

Referencias

  • Damaris Gallardo-Martínez, Noel Bruguera-Amarán et al (2017). “Evaluación geoambiental para la mitigación de los impactos provocados por elementos contaminantes originados por la actividad minera metalúrgica en Santa Lucía, Pinar del Río, Cuba”, ISSN. 2076-281X, ECOVIDA Vol.7 No.2

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