Impacto ambiental de Irma aún sin medir

Por Isbel Díaz Torres

En entrevista realizada hoy viernes por la TV nacional a José Manuel Guzmán Menéndez, investigador de Instituto de Ecología y Sistemática, no se ofrecieron estadísticas sobre las afectaciones  el huracán Irma a la flora y la fauna cubanas, a partir de los anunciados “estudios preliminares” que supuestamente se han realizado tras la incidencia del evento meteorológico.

Lo más que pudimos conocer es que “Irma trajo consecuencias de pérdida de cobertura de vegetación y mortalidad de algunos grupos de fauna que se pueden encontrar fundamentalmente en la zona costera, igualmente con especies marino-costeras como algunas aves, crustáceos, ypeces”, conclusión para la cual no hacen falta muchas investigaciones.

De acuerdo con el especialista, el huracán “tuvo consecuencias en sistemas naturales donde normalmente un fenómeno como este es una regulación de nuestras unidades de paisaje. Mientras más vulnerables hagamos nuestras unidades de paisaje, menos capacidad tienen para proteger a las poblaciones de especies que las habitan”.

Aunque la periodista pidió ejemplos puntuales sobre especies de plantas y animales que fueron afectadas en el occidente del país (pues el centro y el oriente serán abordados el venidero viernes), no obtuvo ninguna respuesta satisfactoria.

Sin embargo, un reporte del periodista Randol Medina, dio cuenta de que la cayería norte del archipiélago Los Jardines del Rey, al norte de Ciego de Ávila, está afectado con la destrucción de colonias enteras de flamencos, además de la muerte de miles y miles de peces arrojados por las olas contra las piedras.

Es casi imposible resguardar estas especies de animales antes de que ocurra un huracán. Sobre ello el espcialista invitado comentó:

“Hacer movilidad de especies de la fauna es complicado, difícil, caro y estresante para los animales. Existen muy pocos ejemplos de éxito. Además, en el caso de los flamencos estamos hablando de colonias que son de miles de individuos. Normalmente existen regulaciones naturales, y cuando existen estos fenómenos las especies que perecen son las más enfermas, las más viejas. Pero un huracán como este puede traer consecuencias muy fuertes, y donde los individuos no logran migrar a lugares más protegidos, ocurren mortalidades grandes. Además de las aves, hay otros grupos afectados como invertebrados y otros organismos”.

“Para lograr que pese a los eventos meteorológicos, permanezcan estas especies, debemos ser más eficientes a la hora de la conservación, y mantener un sistema de Áreas Protegidas como el nuestro, donde se puedan refugiar. Que tengan todas las características para que puedan cumplir su función. Se necesita mantener grandes sistemas de Áreas Protegidas, e implementar corredores biológicos para que las especies tengan la capacidad de hacer migraciones mucho más puntuales.”

También fue posible conocer otras informaciones interesantes, como que “las poblaciones vegetales cubanas tienen una recuperación de 3 a 6 meses, porque están preparadas para recibir los impactos del viento. No obstante, en unidades de vegetación de reciente plantación, un huracán sí tiene efectos desvastadores”.

Además Guzmán refirió los beneficios de algunas unidades naturales, muy eficientes en la protección natural de las costas:

“No tenemos que construir nada para proteger nuestras costas. Manteniendo la calidad de los servicios que brindan los bosques de mangle, junto al resto de los bosques litorales, las crestas arrecifales, y las dunas, tenemos buena capacidad de protección. Son nuestros escudos de protección ante eventos meteorológicos tan extremos como fue Irma”.

También la periodista quiso saber cómo se lleva a cabo la alternativa de los geotubos instalados en Varadero y el resto del país, para lograr una mejor eficiencia de la protección costera, pero tampoco fue respondida esa pregunta.

El científico sí abundó, no obstante, en algunas consideraciones referidas a los bosques y el arbolado urbano.

“Nuestros bosques tienen una muy buena adaptación, una capacidad de resistencia, a diferencia de los bosques del Amazonas, donde hay árboles emergentes. Las copas de nuestros árboles son muy parejas, y por lo tanto, el efecto del viento no los derriba. Por supuesto, caen árboles enfermos, porque los eventos meteorológicos son regulaciones naturales”.

“No obstante, una vez que los árboles se encuentran aislados, aunque sean nativos, se constituyen en una resistencia muy fuerte al viento y puede causar su derribo. El árbol también puede funcionar como un proyectil y ocasionar otros daños en instalaciones o a las personas”.

“Es algo en lo que debemos pensar a la hora de hacer diseños paisajísticos urbanos. Escoger las mejores especies, de raíces profundas para que no sean fácilmente derribados, que no tengan grandes ramas para lograr un diseño lo más parecido a nuestro sistema natural. Esto es algo que se debe repensar mucho, porque una ciudad sin árboles es una ciudad muerta. Necesitamos esta parte verde para lograr desestresarnos y obtener el oxígeno tan necesario para las personas”.

De manera que, a pesar de los interesantes e instructivos comentarios del científico, los ambientalistas cubanos y la población en general aún esperamos información concreta, aunque sea preliminar, sobre los resultados que dejó Irma en las poblaciones vegetales y animales en los cayos, en las costas, y al interior de la isla.

También esperamos conocer qué medidas incluye el famoso “Plan del Estado para el enfrentamiento al Cambio Climático”, promocionado por el CITMA como“Tarea Vida”, no ya para la disminución del impacto de este tipo de desastres, sino para la reparación y/o restauración de las poblaciones afectadas, una vez que ha ocurrido.

¿Cuándo comenzarán los trabajos? ¿Cómo participaremos ciudadanos y ciudadanas en el mismo? ¿Volverán a ser los enclaves turísticos los privilegiados?