San Agustín y su basura


Por Isbel Díaz Torres

La esquina de 244 y 37, en San Agustín, es un eterno basurero. Sistemáticamente paso por ese lugar, y nunca sucede que los tanques estén vacíos o al menos, que la basura esté dentro. El panorama común es que los tanques estén desbordados, con el hedor y las moscas invadiendo la zona.

Microvertedero en 244 y 37. San Agustín

Tal microvertedero está muy cerca de la entrada a un círculo infantil, y por esa esquina pasan diariamente cientos de niños y adolescentes hacia las secundarias Olof Palme y Camilo Cienfuegos, y hacia la primaria 5 de Septiembre.

Hay muchas razones para que el lugar permanezca así, pero la fundamental es la negligencia estatal a la hora de proveer suficientes depósitos de basura, y recogerla con una frecuencia suficiente como para que nunca lleguen a desbordarse los tanques.

Basura en La Habana – San Agustin

San Agustín es un reparto de edificios generalmente de 30 apartamentos. ¿Pueden imaginarse la cantidad de desechos que se producen a diario en tal concentración de personas?

Esta situación ha sido planteada en infinidad de veces ante el representante local del gobierno en esa localidad, pero, como ya sabemos, la figura del delegado es una figura con muy pocas facultades concretas de decisión, y sin acceso a los planes y ejecuciones de las empresas estatales, como es el caso de Comunales.

Por otra parte, es triste ver la cantidad de materiales que pudieran ser reusados o reciclados, pero a falta de condiciones para ello, la gente no tiene más opción que desecharlos.

Es común ver por allí a los llamados “buzos”, que no son otra cosa que personas muy pobres (¡qué también son cubanos!) que se dedican a buscar objetos para darles algún uso, cambiarlos o venderlos. Algunos incluso buscan comida. La sociedad, por regla, no reconoce el trabajo de estas personas, y los estigmatiza y rechaza.

El tímido llamado de los delegados, por lo general, es pedirle a sus electores que dispongan sus desechos en determinado horario, y que no los coloquen fuera de los tanques; pero eso, ya lo sabemos, no resuelve nada. De nada sirve votar la basura en hora, si el camión no pasa a recogerla; y tampoco tiene sentido colocar la basura dentro un tanque que navega en un mar de bolsas plásticas, porque simplemente no se puede acceder al mismo.

Basura en La Habana – La Lisa

¡Basta ya de echar la culpa a la gente!

Si de verdad se promoviera una cultura del reciclaje, los volúmenes de desechos sólidos serían menores, y el sistema de recolección no colapsaría con tanta sistematicidad.

Los funcionarios del gobierno esperan una milagrosa inversión extranjera para que venga a resolvernos la dificultad, pero bien sabemos que para problemas de este tipo no es suficiente la inversión extranjera, sino estimular el comprometimiento de las comunidades, y penalizar a las empresas que incumplen sus compromisos.

Los vecinos, cuando me ven tomando fotos, siempre me gritan desde el edificio o desde la acera del frente: “¡Eso es! ¡Sácalo por la prensa!”. Eso hago ahora.

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