A la Villa de San Antonio de los Baños.
Llegaron los brujos emigrantes.
La esperanza se muere de risa.
Abad está enfermo…
Dicen los testigos de yeso.
Hubo alguna vez una villa
que vio florecer sus calles,
crecer sus habitantes bien vestidos.
Generaciones de obreros cultos
parió la Tierra Criolla de los Baños.
El río se llenaba de niños felices,
botes, escenarios flotantes,
música en la campiña;
bailes populares
inundaban el verde los campos.
Una villa, un río.
Un hechizo detiene el tiempo:
Cine, en la escuela del recuerdo.
Los muñecos del guiñol no tienen casa.
Se cambió el humor
por chicharrones de viento.
Un Loco, una sonrisa.
Quieren matar al teatro dentro del teatro;
quemar un bosque;
llevarse al Bobo del ariguanabo.
Nadie reconoce su música.
La “cultura” la dirige un bistec de puerco.
Mira como engorda en su castillo.
El río sobrevive
aunque esté gris.
Aunque esté sucio sobrevive;
porque corre…
Bajo tierra, corre.
¡Lo enterrarán todo!
El río nos salvará
de los brujos emigrantes
que desaparecen.
Una Villa, un Río.
ONT (2015)
Publicado en Reservorio, mayo 2018
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