Por Ernesto Hernández Rodríguez

Caibarién, Las Villas, Cuba. Una foto apurada desde una Yutong da testimonio de la odisea de aquel pedacito verde en medio de la carretera.

¿En dónde quedó aquel concepto de “bosque energético”?

Es seguramente la pregunta que muy pocos se hacen, ya que la gran mayoría no se debe acordar de aquella movilización en pos de la siembra de árboles maderables y la preservación del medio ambiente, que propició la aparición de un pequeño bosque en el tramo de carretera Caibarién-Remedios.

Lo cierto es que a más de dos meses del paso de Irma, el panorama en el tramo de la recta aún sigue siendo devastador.

Más de medio centenar de árboles continúan en el suelo, sin haber sido aprovechada su madera y sin que las autoridades forestales hayan trazado una estrategia para repoblar la zona.

Ellos –los propios árboles- han encontrado una solución, allí en el mismo lugar que cayeran han decidido sobrevivir, aún con mitad de sus raíces al aire se aferran a la vida.

Quizás haya mucho trabajo en otros frentes de recuperación, pero en momentos en que el cambio climático genera una acuciante atención, y en medio de la implementación de la Tarea Vida –plan del Estado como respuesta a dicho cambio-, creo que el otrora bosque energético debería tener tanta prioridad como la elevación del nivel del mar y la consecuente pérdida de la línea costera.

Porque… ¿qué pasaría si cuidamos nuestras costas y olvidamos los pulmones naturales de la tierra?