El sano géiser cubano


Por Pedro Manuel González Reinoso

CAIBARIÉN– Escribió hace años Carilda Oliver Labra, egregia poeta matancera, que “un@ va por la calle atormentada, y de repente el milagro aparece en la otra acera”. Más o menos eso dice, con su peculiar satería, en el sonado soneto que halo por los pelos.

(Me excusan si he cambiado palabra, estoy @-pelando a la residual/individual memoria).

Lo que no dice La Comisión Nacional de Acueductos y Alcantarillados, esa entidad fantasmagórica que solo se vislumbra cuando hace falta cobrar el intermitente suministro de agua en tiempo, es por qué la improvisación ciudadana (o la de sus asalariados reparadores de cañerías) es tan precaria que ya podemos aspirar a exhibir nuestro propio Parque Yellowstone. Sin amarillismos impropios en banderola.

Salidero en Caibarién. Fotos de Pedro Manuel González Reinoso. EL GuardabosquesEl Gran Salidero tiene su perenne ubicación frente al Hospital de salud mental, nada menos, antigua residencia de Robert McNamara, quien construyó ese chalet en los 30s cuando todavía no era presidente del Banco Mundial.

Lo arreglan periódicamente pero él es empecinado y se despereza. Aun esta semana pasada tenía un hueco abierto, para saludar con él, a (im)puro chorro, cualquier efeméride que no atente contra la cabrona sequía que sigue asolando al país de cabo a rabo. La que nos vuelve impotentes, vacuos,como al descuido.

Claro, el parque geotérmico solo se hará posible cuando distribuyan el líquido faltante a deshoras y el milagro se torne espectáculo perceptible, gracias a las sempiternas/termales temperaturas reinantes.

Acaso termine siendo festejoso el hecho, sobre todo para escurridizos pavimentadores de calles NO ESENCIALES al tránsito primordial/alharaquiento.

De lo contrario, ni soñarlo.

¿Proponemos entonces ––sin son–rojos–– alguna fecha?

Publicado por guardabosquesdecuba

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