Un perro saludable


Por Yenisel Rodríguez Pérez

Cuando se habla sobre el mal cuidado de los perros se suele recurrir a imágenes de abandono o de maltrato. Pocas veces se señala el impacto negativo que tiene para la salud de estos animales la sobreprotección, la falta de adiestramiento y el insuficiente ejercicio físico.

La etiqueta “animal afectivo” muchas veces desvirtúa las necesidades que como especie tienen los perros, y se esgrime como justificación ante la falta de un cuidado más o menos integral, pensando erróneamente que muestras de afecto y buena alimentación le aseguran una vida con calidad.

Para el famoso entrenador de perros César Millán el ejercicio físico y el entrenamiento son pilares de una vida saludable para estos animales. Más del 50% de las experiencias vividas por un perro durante el día deben estar relacionadas con salir a exteriores, correr e interactuar con entornos naturales donde existan otros animales de la misma especie. Del mismo modo, el desarrollo y el afianzamiento de formas de comportamiento positivas forman parte de las necesidades de los canes, sobre todo durante su primer año de vida.

Según Millán, para un perro es más fácil seguir a un líder que asumir el liderazgo del contexto donde vive, y el cuidador y el resto de las personas que le rodean constituyen posibles líderes.

Cuando esta función queda relegada a la espontaneidad o simplemente se asumen conductas de sumisión frente al perro, éste es compulsado a asumir una serie de comportamientos inadecuados: agresividad, falta de autocontrol, resistencia a recibir instrucciones.

La vida misma del animal puede estar en juego. Desde mi experiencia personal puedo recordar tres casos en los que perros de razas consideradas potencialmente peligrosas, han ocasionado ataques fatales motivados por ambientes confusos, donde lo bien y lo mal hecho se confunde a cada momento. Los implicados en todas estas situaciones trágicas, consideraron que el castigo o la muerte del animal era parte imprescindible de la solución del problema.

¿Cómo saber si estamos asumiendo incorrectamente el liderazgo que nuestros perros necesitan? Veámoslo desde el punto de vista de lo que el perro se permite hacer.
Nuestra mascota se siente el líder de la familia cuando, por ejemplo, decide el momento de su alimentación, sobre todo si sus reclamos nunca llegan a establecer cierta regularidad. Una variante de lo anterior es reclamarlo en el mismo instante en que los humanos deciden alimentarse. En muchos hogares la única manera de comer libre del acoso de los perros es darles de comer en ese mismo momento.

Lo mismo sucede cuando atacan a personas conocidas o cuando trepan ventanas o escaleras para poder observar de soslayo y dominar visualmente el contexto.
Entrenar perros no es un cliché pequeñoburgués, ni una muestra de vanidad o superficialidad, aunque muchas veces se realice con estas intenciones. Si existe la hipótesis de que la domesticación del perro fue una estrategia autoimpuesta por estos animales para poder favorecerse de la vida en comunidad con los humanos, el entrenamiento viene a ser el mejor regalo que podemos ofrecerle a nuestra mascota. Facilita el trabajo de sobrevivencia.

Esto no quiere decir que las muestras de afecto hacia nuestros perros constituyan una cuestión de segundo orden, más bien aclara que el cariño que les brindemos debe estar en consonancia con los patrones de comportamiento que los caracteriza y predispone, como parte integrante de su cotidianidad, y no como una función primordial que ellos deben cumplir o de la cual nosotros debemos servirnos.

El tema del afecto sobredimensionado, tergiversado o mal dirigido es una especie de pandemia moderna. Es una actitud que trasciende el tema y toca las relaciones entre padres e hijos, reforzado por la popularización del reality show, el culto de una adolescencia caricaturizada y el consumismo.

Es sabido cuánto daño crea en niñas y niños las excesivas muestras de cariño y el poco tiempo dedicado a su educación. En muchos casos son convertidos en instrumentos de terapia ocupacional para personas adultas. Es algo que puede sucederle a cualquier realidad caricaturizada, donde la responsabilidad se confunda con la sobreprotección, o la laboriosidad con la dependencia.

El buen cuidado de las mascotas es todo un reto. Más difícil será si tomamos caminos trillados y llenos de prejuicios y estereotipos. Liderazgo no es autoritarismo, amor es también educación.

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