Por Isbel Díaz Torres
En el capítulo de la serie policial cubana Tras la huella, trasmitido la noche del 26 de febrero, aparece un perro que desempeña determinado rol en la trama. En cierto momento, la mascota es encontrada por los policías, escondida en un closet, totalmente sin conocimiento, con la lengua fuera.
La imagen estuvo algún tiempo en pantalla, incluso una de las actrices cargó y acarició al animal desfallecido, por lo que me pareció bastante evidente que era, en efecto, un perro real, y no una réplica artificial.
Miré detenidamente los créditos, pero no encontré ni el nombre del perro, que en la obra se llamaba “jamaliche”, ni tampoco apareció esa frase que comúnmente certifica que ningún animal fue maltratado durante la filmación.
En mi criterio, aplicar alguna sustancia química en una dosis suficientemente alta como para noquear a un perro adulto, es un caso claro de maltrato.
No conozco legislación cubana que sancione este tipo de conductas ni que proteja a los animales de la violencia de que son víctimas con bastante frecuencia en nuestra sociedad.
Conozco, eso sí, ejemplos de colectivos que trabajan con verdadero altruismo, intentando que al menosalgunas de las especies consideradas mascotas (perros, gatos, aves, etc…) puedan tener algún tipo de protección, si no legal, al menos de salud y alimentación.
Pienso en ANIPLANT (Asociación Cubana para la protección de Animales y Plantas), PAC (Protección a Animales de la Ciudad), Spanky Project, y varias otras organizaciones no gubernamentales que están surgiendo.
Ahora, ¿garantiza la TV cubana la protección a los animales que usa en sus audiovisuales? ¿Están estipulados procedimientos para este tipo de tratamientos? Y si es así ¿qué respuesta dan a lo sucedido en este capítulo de Tras la Huella?
Publicado en Havana Times
Canal Guardabosques 